Dicha artículo lo encontramos en el libro "El arte de educar a los niños de hoy", G. Courtois, Salamanca 1982.
"La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables
de la convivencia en una familia o en un grupo de amigos. Se trata de un
“esfuerzo”, porque de modo espontáneo no suele brotar ese trato delicado, que es fruto de la propia exigencia.
Dicha delicadeza ha de ser universal y extremada, pero sin
empalagos ni exageraciones, sin blandura excesiva. La delicadeza es mesura y
templanza, es equilibrio; es atención sin servilismo.
Se refleja en detalles como:
-
en saber escuchar con atención,
-
saber dar las gracias,
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en el modo de tratar las cosas, los
muebles, las puertas,
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en el caminar sin estrépito,
-
en el no elevar destempladamente la
voz
-
en la corrección en el aseo, la
pulcritud,
-
en la sonrisa.
Todo esto lleva frutos de unidad,de paz y de alegría de
vivir en familia.
Tenemos que elevar la amabilidad a nuestro alrededor, de allí la importancia de
las virtudes de la convivencia: gratitud, afabilidad, cortesía, buen humor...,
que son manifestaciones de la caridad. Todos sabemos hasta qué punto se hace
difícil, y aun borrascosa, la convivencia cuando faltan esas virtudes.
La amistad con Dios hace el alma más sensible, y afina los modos. Y luego, la
fe, hace ver a un hijo de Dios en los demás, y entonces el trato conlleva el
respeto a los demás.
Hay que afinar en saber escuchar: en la mesa y en la convivencia diaria. A
veces llega una persona a una reunión donde la conversación está iniciada y, en
vez de enterarse en qué tema están, interrumpe con lo que trae en la cabeza.
Las incorrecciones en el hablar, la falta de educación, y el uso de palabras
malsonantes suelen revelar una ausencia de calidad en el ser y en el amor.
Goethe dice:”No hay ningún signo externo de cortesía que no tenga una profunda
razón de ser moral”.
Cada persona tiene una afectividad distinta, que hay que respetar y potenciar.
A la vez, nadie tiene una afectividad madura si carece de virtudes humanas.
Cada día hemos de tener más respeto a la personalidad de cada uno.
San Pablo relaciona la caridad con todo un conjunto de virtudes humanas: “La
caridad es paciente, es servicial... no se irrita, no piensa mal... todo lo
sufre, todo lo soporta...” (1 Cor 13, 4ss). ¿Qué sería de la caridad sin la
paciencia, la generosidad, la mansedumbre, magnanimidad, veracidad...? Todo
esto forja el carácter y da felicidad.
La delicadeza está también en la lucha por superar los estados de ánimo,
evitando subidas y bajadas bruscas, los enfados: hay que aprender a pasar por
alto los roces normales de la convivencia. Otras manifestaciones son la educación en la comida y la
bebida; en el modo elegante y templado de divertirse. La actitud exterior es imagen de la disposición del alma; y
nuestros gestos manifiestan la belleza de nuestra alma.
Muchas gracias por este prontuario sobre delicadeza en el trato , me ha sido de gran ayuda para explicarlo especialmente a gente mas joven y demostrar que no es anticuado
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