martes, 30 de abril de 2013

Resumen de la conferencia del sábado

Buenas noches, os dejamos un resumen de la conferencia de padres, de ayer sábado en el club. Tuvimos la inmensa suerte de tener a D. Fernando Alberca, profesor titular de Orientación Educativa en la Universidad de Córdoba, Experto en estimulación y motivación de la inteligencia, autoestima, concentración, memoria y voluntad, así como en rendimiento escolar, conducta del niño y del adolescente y relaciones familiares. Además, es autor de “Todos los niños pueden ser Einstein”, “Cuatro claves para que tu hijo sea feliz”, “Adolescentes: manual de instrucciones”, entre otros.

El titulo era: ¿Cómo educar a nuestros hijos en la fe?
En primer lugar nos transmitió a los asistentes, que cómo bien sabemos, la fe es un don. Por tanto no se puede tratar de inculcar, si verdaderamente Dios no nos da ese don. Por eso lo que se trata también es de pedirlo, quién no lo tenga o pedirlo para nuestros hijos.
¿Cómo ayuda nuestra fe a los hijos? Esa es la pregunta correcta. Tenemos que ver cómo vivimos nuestra fe, qué sentido sobrenatural le damos a las realidades que nos suceden día a día y momento a momento. Si ven que nuestra vida no se corresponde con esa vida de fe, entonces se apartaran de ese camino.
Nosotros en realidad podemos crear el caldo de cultivo, pero no crear la fe de nuestros hijos.

A continuación hizo una breve descripción de lo que son las costumbres y las tradiciones que heredamos de nuestros padres, abuelos, etc. Son solo normas heredadas pero hay veces que eso no es fe. Se hacen por costumbre, como puede ser ir a misa todos los domingos porqué lo hacían mis padres, visitar alguna ermita por tradición familiar, etc. No hay un sentimiento ni una necesidad fuerte de fe, sino una tradición que hay que seguirla.

La verdadera fe se transmite a nuestros hijos, por ver como la vivimos nosotros. Pero hacerla vida en todos los acontecimientos que nos ocurren, tanto en las situaciones dificultosas, como en las que se nada en abundancia. No nos pueden ver quejarnos continuamente de las calamidades y las crisis eternas. Tenemos que saber dar gracias a Dios en todo momento y circunstancia, porqué todo nos ayuda para bien. Tampoco podemos decir, cuando tenga dinero seré generoso y daré a los pobres, porqué si no lo hacemos ahora, tampoco lo haremos cuando tengamos abundancia de bienes.

Si nosotros, como padres, les explicamos a nuestros hijos porqué vivimos esa vida de fe y como allí encontramos la verdadera felicidad, seguro que algo comprenderán. Si creemos en Dios, que esa fe sea íntegra; no tener esa falta de unidad interior en nuestras vidas. Que no nos acobardemos cuando alguien nos pregunte sobre nuestras creencias, escondiéndonos para quedar bien delante de todos.   

Quienes han probado lo bueno y ven el sentido divino en cada situación de la vida, no desean volver atrás.
Pero para todo esto, es necesario que nuestros hijos no sólo vean tantas prácticas de vida de fe, sino que sea una vivencia real en nosotros. Hacerles ver que todo lo bueno, procede de Dios. Toda la creación tiene esa parte bella, bondadosa y llena de caridad, porque emana de Dios, aunque haya algunas partes no tan buenas.    
No podemos transmitir esa fe, si no vemos a todos como hijos de Dios, si juzgamos a los demás a la primera de cambio, si al momento insultamos cuando nos toca el coche el de al lado, si a nuestro jefe le despreciamos por su poca eficacia, etc.

Nuestros hijos no entenderán que diferencia existe entre creer y tener fe y no tenerla. Si actuamos cómo cualquier persona, buscando nuestro placer y  bienestar y no el del otro, actuando egoístamente y con una visión plana de las cosas que nos pasan.
Tenemos que dar un ejemplo total de fe y coherencia de vida. Siendo humanos pero con ese algo divino y sobrenatural.

Finalizó la charla con la sesión de preguntas, y entre los asistentes formularon una cuestión muy interesante. ¿Qué hacer cuando nuestra conducta como cristianos y padres es buena y nuestros hijos no quieren seguir esa fe?, a la cual contesto el ponente, de una forma tan natural, que nos quedamos perplejos. Nos contó la parábola del hijo pródigo, como está escrito en la Biblia, porqué en realidad a todos nos ha pasado lo mismo. Si nuestros hijos deciden vivir su vida de espaldas a Dios, hay que dejarlos y que maduren. Al final vuelven a la casa de su padre y valoran lo que tienen. Lo peor nos dijo, era que no pudieran regresar porqué ya no tenían una casa donde volver, un padre en el que refugiarse.    

En fin, hemos intentando hacer un breve resumen, de lo que trató de inculcarnos a los padres, a fin de ser modelos para nuestros hijos. A nosotros en concreto, nos ayudó mucho escucharlo y esperamos que también los que lo lean puedan sacar y mejorar algo en sus vidas.        

Nos invitó a asistir a la entrega del premio que ha recibido por su último libro "Nuestra mente maravillosa", en el Alcázar de los Reyes Cristianos en el salón de los mosaicos, el lunes día 6 de mayo a las 20 horas. Estará presidida por el Alcalde de Córdoba.     

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